Por Leire Navaridas Zomeño, Senior Account Manager
La comunicación además de ser la base de una buena relación de amor, sigue la misma pauta que ésta. O así debería ser si queremos tener éxito. Y para ello es necesario conocer la secuencia que va a mantener activo el circuito. Éste se basa en las siguientes cuatro fases:
- EMITO
- ME RECIBEN
- ME CO-RESPONDEN
- RECIBO
Y así iniciamos un circuito infinito que solo se verá afectado si existe un bloque en una o varias de las secuencias. Centrándonos en lo que se refiere a la comunicación, pondremos varios ejemplos:
FASE #1: Mando una nota de prensa o un E-mailing (EMITO). ¿Y cómo emito? ¿He hecho una buena propuesta? ¿Como quien se arregla con ilusión para una primera cita? Imaginemos que como soy una profesional lo he hecho bien: He puesto un titular atractivo, he priorizado la información de mayor a menor relevancia, he puesto todos los datos de interés e identificado bien a las partes.
FASE #2: Para poder hacerme responsable de que el circuito funciona necesitaría conocer si ME RECIBEN. Es decir, saber de esos X destinatarios cuántos me leen. El correo ha podido caer en SPAM, en direcciones ya no existentes, o en bandejas saturadas donde mi mensaje no llama la atención, etc… Afortunadamente, existen plataformas de e-mailing que te pueden dar un informe detallado de cuántos han recibido el correo, cuántos lo han abierto, si han hecho click en algunos de los enlaces y cuáles han sido devueltos. Con ello podemos saber cuál es el nivel de recepción de nuestra emisión.
FASE #3: Esta fase es fundamental. Aquí vamos a poder calibrar si hemos establecido una comunicación con futuro o si debemos de replanteárnosla desde el principio. Si no nos corresponden, lógicamente el circuito se para. Y es por ello que debemos mirar consciente y profundamente qué ha pasado. Las causas son infinitas: estaban en un monumento de estrés y no han podido hacerse cargo, la información/propuesta recibida no les interesa, están asumiendo distintas tareas fuera de ese ámbito de acción, o, podría ser, que sí me hayan contestado y he sido yo quien no ha recibido la respuesta. Ante la duda, lo mejor es “investigar”. Y en estos casos no hay como una comunicación “más íntima”. Un segundo correo mucho más breve y personalizado, una llamada, un mensaje en su perfil de Redes Sociales, … el emisor ha de valorar cuál sería el canal apropiado para cada persona. Porque no hay como una base de datos bien cualificada. De la misma forma que no tenemos una primera cita con un turista o alguien ya comprometido en matrimonio.
La clave es no dar el circuito por perdido hasta que haya una confirmación de la causa de esa no respuesta o correspondencia. Sin esa información, como emisores, quedamos condenados al fracaso. Si hemos tratado por un par de vías diferentes obtener una razón, y la respuesta sigue siendo nula, deberíamos saber que esa relación no está en buen estado.
Como solo somos responsables de la parte que nos corresponde, lo que sí podemos hacer es en una próxima ocasión, tratar de variar la forma en la que emitimos, al menos en el contenido. Y ver si podemos dar con la tecla que active a aquellos destinatarios que, en un principio, cumplen con nuestro perfil y que, sin embargo, no han respondido.
Ahora bien, hay una cosa muy importante llegados a este punto. No nos podemos quemar. Hemos de mantener el valor de lo que tenemos para ofrecer, a sabiendas del valor y la singularidad de nuestra información o propuesta, y seguir buscando nuevos receptores que sí puedan estar interesados en lo que tenemos para contar u ofrecer y establecer así circuitos de éxito.
FASE #4: Me responden interesándose por la información presentada. ¡Perfecto! A esto se le puede llamar ¡flechazo! A partir de aquí será responsabilidad de ambas partes cuidar cada una de las fases, siempre recibiendo, emitiendo y correspondiendo, para que el éxito permanente esté garantizado.