Autora: Beatriz de Andrés, CEO de Art Marketing
Hace unos días, como vicepresidenta de ASEME, la Asociación Española de Mujeres Empresarias de Madrid, tuve ocasión de acudir a una audiencia con SM la Reina Letizia. Mis compañeras de la junta consideraron que en mi intervención hablara de emprendimiento. Después de varios días estudiando (como si fuera para un examen, debo confesar), leyendo informes y artículos de expertos me quedo con algunas ideas que me gustaría compartir también aquí.
Hoy en día hombres y mujeres estamos casi igualados en esto de crear empresas. En España, de cada 100 mujeres en edad de trabajar, 5 deciden montar sus propios negocios. Somos más emprendedoras que las italianas, francesas o alemanas, pero menos que en Senegal, donde de 3 mujeres en edad de trabajar, 1 es empresaria. Esta apabullante cifra nos lleva a la paradoja que es que en las economías donde
las mujeres están más integradas en el trabajo, tienen mejores opciones laborales y hay menos paro, prefieren trabajar como empleadas, que montar sus propias empresas.
En España, 1 de cada 4 emprendedoras lo hacen por necesidad. Esto no es bueno, porque si mejoran sus circunstancias corre el peligro de no continuar.
Emprender, ya seas hombre o mujer, no es fácil, requiere de una energía, voluntad y sacrificio que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Las mujeres partimos de un punto más atrasado, pero hoy en día y en España, son más causas autoimpuestas (conscientes o no) que externas o estructurales.
- Autopercepción: Aunque tengamos altos niveles educativos, en general las mujeres no nos creemos capaces de crear empresas. La necesidad de tener todo bajo control de las mujeres condiciona y limita el emprendimiento y que los negocios sean menos innovadores. (Ej. de 100 empresas montadas por mujeres 60 serían comercios y solo 2 de tecnología).
- Conservación: Somos menos ambiciosas. Las mujeres emprenden como autoempleo y no se ven a sí mismas como generadoras de empleo para otros. En España solo 1 / 10 empresas fundadas por mujeres esperan contratar en menos de 5 años (13,4%), mientras que la perspectiva que nos la da la comparación con EE.UU es superior (37,4%). Esto es un problema porque la supervivencia de las empresas tiene mucho que ver con su tamaño.
- Propiedad del dinero: Otro obstáculo que tenemos que salvar es el enorme gap de género que hay en cuando a la posesión del dinero. Las mujeres solo manejamos entre el 1% y el 3,5% de los activos que se gestionan en el mundo. Heredaremos billones, pero el cambio, es muy lento. Preferimos mantener nuestro dinero en efectivo y no asumir riesgos en las inversiones… es como un techo de cristal inversor. Somos más hormiguitas, arriesgamos menos, gestionamos nuestras empresas con solvencia y prudencia, pero nos limita el crecimiento. Quien no invierte, no gana.
- Histórico: Solo 1 de cada 4 empresas sigue funcionando 5 años después de su creación, y como las mujeres hemos empezado a emprender más tarde, nuestras empresas son más jóvenes.
- Referentes: El estudio GEM demuestra que un factor clave para el déficit en el emprendimiento femenino es el escaso número de mujeres referentes como propietarias de empresas y la falta de acceso de las mujeres a sólidas redes de apoyo. El hecho de poder estar en contacto con otras emprendedoras anima a las mujeres a fijar expectativas más altas para sus negocios, apostar por el crecimiento e integrar la innovación.
Hay un cierto glamour alrededor de la figura del emprendedor/a, pero esa heroicidad que se percibe del que empieza, no se corresponde luego, unos años más tarde, cuando se sobrevive y se convierte en empresario/a. Y yo no estoy de acuerdo, sea pequeña o grande, una empresa es motor de la economía, genera empleo, paga impuestos… es importante que se creen empresas, pero aún lo es más, que se consoliden y crezcan. Los motivos más habituales para que un emprendedor/a no sea empresario/a son:
o Falta de planificación
o No dimensionar correctamente sus expectativas y capacidad económica
o Falta de motivación, capacidad de resistencia
o No tener habilidades de liderazgo para el equipo
o Socios mal avenidos.
Estos días reflexionando para la intervención con SM La Reina, me doy cuenta de la losa que supone la soledad de quien toma decisiones. Cuando una persona emprende un negocio, se rodea de otras personas en las mismas circunstancias, el acompañamiento, la “terapia de grupo”, se convierte en un aprendizaje colectivo que es muy enriquecedor y que puede suponer la diferencia entre emprender y construir un negocio. Ese acompañamiento, no puede ser cualquiera. De hecho, normalmente será mejor si no está en la familia o en el entorno cercano porque, por prudencia, muchas veces nos desanimará. La compañía que nos encontremos los emprendedores ha de ser en positivo, y con otras personas que hayan pasado por el mismo camino.
Este año Art Marketing cumplirá 22 años. En este tiempo, hemos ayudado o acompañado en sus primeros pasos a más de 30 empresas. Lamentablemente, no estamos fuera de la estadística y algunas no prosperaron, pero en todo caso, hoy es un orgullo poder decir que muchas de esas compañías a las que dimos sus primeros empujoncitos en marketing y comunicación generan empleo, y son referente en sus sectores. Acompañar a esos valientes mientras “se tiran a la piscina” es una de las tareas más gratificantes que tiene nuestro trabajo.
Fuentes:
McKinsey, WEF, Equileap Gender Equality Global Report, Eurostat y Goldman Sachs.
Leído en EL PAÍS : https://elpais.com/economia/2021-01-23/la-brecha-de-genero-sale-cara.html
https://www.gem-spain.com/publicaciones-2/
Boston Consulting Group (BCG)