La confianza más allá del logotipo

Actualmente vivimos en un mundo en el que la comunicación a través de la imagen se ha vuelto la forma más común e instantánea de transmitir las ideas. Lo primero que pasa por nuestra cabeza al escuchar la palabra “imagen” es una fotografía o una ilustración, sin embargo, el concepto va mucho más allá de eso.

Joan Costa define la imagen como «la representación mental, en la memoria colectiva, de un estereotipo o conjunto significativo de atributos, capaces de influir en los comportamientos y modificarlos». De esta manera lo que vemos escuchamos, leemos y sentimos se convierten en una imagen.

Dentro del ámbito corporativo este concepto está creciendo importancia. Ya no basta con tener un buen nombre y un logotipo atractivo. No se trata simplemente ofrecer productos y servicios, sino de proyectar confianza a través de esta imagen y potencializarse como la opción preponderante dentro de este mundo tan competitivo.

Ante la inmensa variedad de opciones para satisfacer necesidades, la confianza se ha vuelto uno de los ejes principales en el momento de tomar decisiones. Confiamos mucho en lo que vemos, pero también en nuestras experiencias y en lo que escuchamos de los demás, lo que popularmente conocemos como de boca en boca. Es por eso que la imagen corporativa no debe estar relegada únicamente a lo visual, sino a todos esos elementos tangibles e intangibles de su identidad que generan un mensaje o una experiencia en el público.

Para comunicar esta confianza a través de la imagen corporativa hay tres aspectos que se deben considerar:

  • Unidad. Aunque la imagen corporativa de una empresa está compuesta por varios elementos, es fundamental que todos ellos estén construidos bajo el mismo parámetro. Este aspecto abarca en mayor medida a los elementos de comunicación visual de la compañía, donde contar con un manual será primordial para conservar el mismo tono y manera en cada material de comunicación.
  • Coherencia.Una persona que es congruente con sus acciones genera confianza. Lo mismo sucede dentro de la imagen corporativa de una empresa, no puede haber mensajes opuestos o que comuniquen cosas distintas sin importar si se trata de mensajes visuales, orales o escritos.
  • Cohesión: Cada uno de los elementos y mensajes deben estar íntimamente relacionados, de manera que se perciban como un todo absoluto que haga sentir que siempre, sin importar el canal o tipo de mensaje, quien habla es la misma empresa.

Si bien, la confianza en una organización se construye primordialmente a través del tiempo y de diferentes factores, definitivamente la imagen corporativa juega como un aliado fundamental en la misma. Tenerla presente en cada una de las acciones de comunicación no es un capricho, es cuidar los detalles que nos mantienen como una empresa responsable, confiable y perdurable en la mente del público.

 

Jimena Hedding,

Branding y diseño