El pasado 10 de marzo organizamos el Taller Comunicación en situaciones extraordinarias en el que se compartió conocimiento y experiencias sobre cómo gestionar una crisis de comunicación. Os compartimos algunas de las conclusiones de esta jornada.
Casi toda organización se tendrá que enfrentar a lo largo de su historia a una situación extraordinaria. Entendemos esta como un problema que la exponga a la opinión pública y que amenace su reputación o un momento de cambio importante (desde la renovación de la identidad corporativa hasta una modificación de la dirección o de accionariado). En la actualidad, además del riesgo que supone quedar expuesto a la cobertura de los
medios en un momento de debilidad, se han de tener en cuenta las posibilidades de que la situación tenga características para ser viral en las redes sociales. Por lo tanto, la incógnita no reside en si nuestra empresa sufrirá o no una crisis, sino cuándo ocurrirá esta.
Sin olvidar que en una crisis hay decisiones que no son comunicativas (laborales, legales, de recursos humanos, financieras…), se ha de resaltar que el manejo de la comunicación es clave para que la entidad sobreviva e incluso que salga fortalecida de ese periodo de turbulencias.
Cuando suceden accidentes o catástrofes naturales, es necesario que la empresa pueda interaccionar con sus públicos con seguridad y certeza. Y este modo de comunicar no se improvisa, sino que es el resultado de una planificación basada en el conocimiento de las personas y en la preparación de los protocolos.
Con personas entrenadas y con procesos ensayados, en una crisis se puede lograr el aumento de la notoriedad de marca, la consolidación
de la reputación y el crecimiento de la confianza de los usuarios. Sin embargo, para materializar estos puntos, tiene que suceder aquello que decía Picasso sobre la inspiración…que te encuentre preparado.