Autora: Beatriz de Andrés, CEO de Art Marketing y fundadora de WoMee
Como sabéis, en Art Marketing tenemos una vocación de ayudar a los jóvenes que empiezan sus carreras profesionales. Nuestro equipo senior tiene, dentro de su compromiso social, hacer mentoría a estudiantes. Lo hacemos porque nos encanta nuestro trabajo y queremos contribuir a que los demás también lo amen. Hasta el 2020, todos los años acogemos estudiantes de 4º de la ESO en la Semana de las Carreras. También recibimos universitarios para que realicen sus prácticas integrándoles en nuestros equipos para que conozcan desde dentro el trabajo de una agencia.
Somos conscientes de que muchos de esos estudiantes solicitan hacer las prácticas con nosotros porque saben que van a pasar un tiempo de prácticas de verdad. Nada de estar “haciendo fotocopias” o “llevando café». También saben que tenemos un compromiso con los alumnos y muchos se han quedado trabajando con nosotros a lo largo de estos casi 22 años de historia de Art Marketing.
Mucho se habla estos días de la irresponsabilidad de los jóvenes que se han echado a las calles para celebrar el fin del estado de alarma. Toda crítica a esos comportamientos incívicos es relevante y oportuna. Sin embargo, hay otra juventud. Chicos y chicas que se han adaptado a la situación y que no han dejado sus vidas y su formación en suspenso hasta que todo esto acabe, sino que han asumido que la situación es complicada pero que quieren otra cosa y se buscan la vida (literalmente) para resolverlo.
En Art Marketing tenemos la suerte de ser un equipo eficiente, experimentado, comprometido, solidario… Sabemos que tutorizar estudiantes nos hace dedicarles un tiempo extra, que con el trabajo en remoto se complica la mentoría y el acompañamiento. Dar instrucciones o corregir o recomendar, es más complicado, pero merece la pena. Nos encanta ver cómo llegan el primer día con inseguridades e ilusiones y cómo se van desenvolviendo y madurando.
Nos ponemos en el lugar de esos padres de los alumnos que acogemos y nos encantaría poder hablar con ellos para decirles lo orgullosos que pueden estar de esos jóvenes que tienen por hijos.
En las dos décadas que llevamos haciendo programa de prácticas, podemos decir que aprendemos de ellos. Nos admira su talento. Su ilusión y curiosidad nos refresca.