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Transformación digital y las paperas

Hace unos años en el transcurso de un máster de gestión empresarial oí por primera vez el término transformación digital. La verdad es que entonces no me llamó la atención y conforme la idea ha ido calando más profundamente en las empresas, más me convenzo de que la “transformación digital” es una fiebre que puede llegar a dar pesadillas, pero que hay que pasarla pronto, como las paperas.

¿Porqué lo llaman transformación digital si debería ser simplemente “evolución natural”? ¿Porqué todas las empresas tienen que pasar por ello si algunas ni siquiera utilizan el ordenador en sus procesos? ¿Porqué cuesta tanto y porqué somos todos tan reacios? ¿Porqué el sueño se convierte en pesadilla?

Algunas respuestas a estas preguntas las tenemos no por más sabios, sino por más viejos. Probablemente sólo hemos llegado a esas respuestas porque nos hemos planteado las preguntas antes que otros. Pero, sinceramente, no es mérito propio. No hemos sido gurús de nada, ni hemos adivinado el futuro para saber hace años las tendencias que cogería la vida en general y las formas de consumo en particular. No somos más listos, sino que nos llegó antes el hambre…

En un sector tan volátil como la consultoría de marketing, que está sometido a tantas variables y fluctuaciones de la confianza de la sociedad, una crisis cualquiera puede ser mortal. En la que comenzó en 2008 empezaron a caer como moscas muchas agencias de marketing y comunicación. Decenas de departamentos de marketing se redujeron a la mínima expresión, cuando no desaparecieron totalmente. Se consideraba el marketing como un gasto. Y lo que pasó en esta debacle profesional fue que se miró el aquí y el ahora, pero no se midió las consecuencias que eso tendría para el futuro. Se veía venir un cambio en el consumo, pero no se calculó la velocidad, ni la fuerza de atracción a todos los demás ámbitos de la vida. Los marketeros llevamos años hablando de millenials y del peligro de subsistencia de los canales de distribución en tanto en cuento, la tecnología permitía tener un puente directo entre el productor y el consumidor. Mientras menos intermediarios, más transparente es la transacción, más económico es el precio final y más directa es la relación cliente-productor para una escucha bidireccional.

En este entorno nacieron las tiendas online de muchas industrias. Ahora ya ni siquiera es las e-shop, sino los market places. Los grandes centros comerciales mundiales y virtuales que aúnan todo lo que se pueda comprar y vender.

Cómo afecta eso a los negocios, que tienen que atender a clientes de cualquier parte del mundo, en multi idioma, multi divisa, que con estructuras pequeñas no se pueden permitir muchas infraestructuras o equipos. Digitalizar es algo más que la tecnología, una cambio de mentalidad, de procesos, de skills profesionales. Digitalizar permite centrarse en el negocio (incluso ver nuevas oportunidades) pero sobre todo, para lo que nos ha servido a nosotros, es para tener más visión, compartir mejor el conocimiento, eliminar tiempo en tareas recurrentes y sin valor, democratizar los datos.

Creo que en la era del “hágaselo usted mismo” la diferencia entre las consultoras de marketing y las agencias de comunicación es precisamente la cantidad de información que podamos manejar y las personas que podamos hacer participar en red. Por eso, compartir y transformar los datos en información útil es más que una herramienta, una necesidad de supervivencia.

Por nuestra experiencia,  las 3 claves para abordar un proyecto de digitalización, son :

  1. Contar con un equipo comprometido y con mucho espíritu intraemprendedor
  2. Tener muy claro que esto no sale de un día para otro… la tecnología es rápida de implantar, pero a las personas se nos tarda más en cambiar, así que hay que tener paciencia.
  3. Abordemos los proyectos trozeándolos, con un plan director a unos cuantos años a la vista, pero teniendo claro el quién es quién en el siguiente paso.

Ahora el reto es que nuestro interés por digitalizarlo todo, no nos reste frescura, capacidad e improvisar, de memorizar, de crear…. En definitiva, sin nos uniformamos con las herramientas comunes, lo que debemos es poner todo nuestro talento al servicio de la diferenciación y de ofrecer una atención al cliente más que exquisita.

Por Beatriz De Andrés, CEO de Art Marketing.