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Hasta un 20% de los pacientes de medicina estética pueden sufrir dismorfofobia

Capilae, clínica especializada en cirugía de trasplante capilar, ha alertado del cada vez mayor número de pacientes con dismorfofobia que acuden a consultas de medicina estética. Se trata de una patología asociada al estrés que hace pensar a la persona de tener un defecto físico que no es tal.

Según los datos conocidos por Capilae, dos de cada diez pacientes pueden llegar a visitar las consultas de medicina estética con problemas inexistentes. “La persona está convencida de que realmente tiene un defecto físico, así que cuando le explicas que está bien y que no hace falta intervenir, les puede llenar de frustración. Si esta alteración no se trata, puede desembocar en otros problemas psicológicos más graves como la ansiedad y la depresión”, explica el Dr. Juan Ruiz Alconero, Director Médico de Capilae y médico experto en transplante capilar.

Es también importante su detección “porque pueden llevar a malentendidos con el paciente en el post operatorio, ya que son pacientes que nunca van a quedar conformes con el resultado de su intervención, dado que, al no ser real su defecto, el arreglo quirúrgico no lo va a solucionar, ya que está en su cabeza”, comenta el Dr. Ruiz Alconero.

Los especialistas en medicina estética coinciden en que uno de los factores desencadenantes más importantes es el estrés, así como una predisposición personal, sobre todo provocada por entornos donde la perfección física sea un valor importante. Algo que se acentúa en momentos de crisis como el actual, añadido a que la imagen personal puede ayudar o no a mejorar la autoestima en épocas difíciles. “Cada vez más, vemos en la consulta cómo muchas personas acuden para tratar un problema capilar que no existe. En esta época de crisis económica es muy probable que la incertidumbre genere un estado de ansiedad en pacientes predispuestos”, señala el Dr. Ruiz Alconero.

La pérdida de confianza en uno mismo o alteraciones en el estado de ánimo también provocan la aparición de esta patología en personas con predisposición. Se suelen exagerar rasgos, como por ejemplo, la caída del pelo, o un mayor tamaño de la nariz cuando en realidad todo está bien. “Si un paciente acude a consulta con este problema, lo mejor es ser honestos y explicarles que todo está bien, que no sufre la alteración que piensa. Viendo que los casos aumentan, tratamos de estar más atentos a posibles pacientes con esta patología para establecer tratamientos que nada tienen que ver con la cirugía estética”, finaliza el Director Médico de Capilae.

Es clave su diagnóstico, ya que son síntomas triviales, pero que pueden llevar a la exclusión social o, en casos graves, a la tentativa de suicidio. Es importante para el médico y cirujano estético contar con unidades de apoyo psicológicas específicas donde derivar a estos pacientes.

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