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Dos empresas canarias a la cabeza de la aplicación de la Economía del Bien Común en España

1451 empresas simpatizantes en el mundo y es un movimiento que crece a gran velocidad en España


●    Dos empresas canarias, han sido pioneras en España en auditarse respecto a su contribución al bien común.

●    Representan un fuerte compromiso por aportar soluciones reales a la situación económica actual. Con ello quieren demostrar que otra economía es posible y que hay ejemplos para el cambio.

●    1451 empresas simpatizantes apoyan internacionalmente este movimiento que crece a gran velocidad. En España donde ya hay una decena de empresas con el Balance del Bien Común, fase previa a la auditoría se espera que este número crezca antes de finalizar el año.

La Federación Española de Economía del Bien Común, reconoce a dos empresas canarias, como las pioneras en auditarse oficialmente con empresas del Bien Común. Oceanográfica, compañía especializada en la divulgación, educación y ciencia y Limonium Canarias que se dedica a la aventura y Medio Ambiente, han sido pioneras en España.  Con 787 puntos y 764 sobre 1000, respectivamente, Oceanográfica y Limonium Canarias representan un fuerte compromiso por aportar soluciones reales a la situación económica actual. Otras 10 empresas han elaborado sus balances y están en fase de verificación.

Las organizaciones que optan por este modelo, quieren demostrar que otra economía es posible y que hay ejemplos para el cambio. Este es un modelo eminentemente práctico ideado por el austriaco Christian Felber con la misión de contribuir a un mundo más justo. Con este objetivo se ha desarrollado un método que evalúa y mide la contribución de las empresas al bien común para que, aquellas que aportan positivamente al bien común sean premiadas por los consumidores, autoridades y otros grupos de interés, recibiendo ventajas fiscales y prioridades en la compra publica, pudiendo así ser mas competitivas frente a las que no respetan el medio ambiente, tratan a sus trabajadores injustamente y solo ven el provecho económico propio como único objetivo.

En este  sistema se plantea que son tan importante los beneficios económicos, como  el respeto del medioambiente, la dignidad de las personas, la justicia social, la solidaridad o el fomento de la democracia y la transparencia.

El instrumento, para las empresas, es el balance del bien común, en el que se evalúan 17 indicadores mediante una matriz que suma un total de 1.000 puntos. Este balance puede aplicarse en tres niveles, el primero es realizarlo internamente, el segundo mediante una evaluación en grupo y el último y, más complejo, mediante una auditoría externa.

A muchas empresas les importa saber por qué están haciendo lo que están haciendo y formar parte de un sistema que tenga sentido, no de uno que vaya en contra de nuestra ética. Se sienten responsables de contribuir a una economía al servicio del ser humano. El balance del bien común es para ellos un instrumento de desarrollo organizativo. En la plataforma en la que operan, las empresas se prestan ayuda entre sí, incluida la financiera. Atraen a mano de obra ética y a clientes éticos” asegura el portavoz del grupo de trabajo de empresas en la Economía del Bien Común.

El siguiente paso lo debe dar la administración, fomentando la contratación y disminuyendo la carga impositiva a aquellas empresas que acrediten un mayor nivel de Bien Común. Se deben priorizar criterios del Bien Común frente a criterios exclusivamente monetarios que conllevan mayores costes sociales, ambientales o acciones meramente especulativas.

Las empresas sin beneficios se mueren pero hay que entender que las empresas no solamente viven para respirar, sino que respiran para hacer algo positivo para el mundo, algo que tenga sentido. Ese algo positivo para el mundo lo llamamos “Bien Común” y medir esa contribución es, además del un  cambio organizacional, un gesto moral, ético.

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